No es casualidad esta pena y este dolor.
El buscador de tesoros que soy, tarde o
Temprano habría de encontrar un oro
Ajeno a su avidez y su pasión.
Como cuando cae la lluvia, perezosa y lenta,
Asimismo mis pasos en esta tarde ciega
Te siguen deseando, oh mujer, de la sonrisa
Y las palabras perfectas.
Ah, si supieras que el amor ha tocado a
Mi puerta cuando tú apareciste en el horizonte
De mi mirada inquieta.
Ah, de este viaje largo mis ojos por fin te
Contemplan maravillosa efigie. No me prives
De ser admirador eterno de tu belleza.
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