El hombre que ya era, que sería, para siempre murió.
Y una nube de preciosa incertidumbre floreció,
Y una lluvia de palabras y canciones sobre ella cayó.
En el alma solitaria de noche se hizo
En la noche en calma la voz se deshizo
En el silencio, subrepticia, una música apareció
Y en esa música para siempre me quedé yo.
De ella han nacido, mis poemas y este sentimiento
Que se deshace día tras día en versos y alegría.
De ella ha nacido esta extraña manera de amor.
Y algún día, acaso, cansado de mi dolor, me iré
en un viaje del viento sin decir adiós. En la tierra tú
¿Me abrirás una herida y me sepultarás amor?
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